Cuidador , Visibilidad de la figura

Visibilidad de la figura del cuidador no profesional

Cuidador , Visibilidad de la figura

En nuestra sociedad, aún persiste una preocupante falta de visibilidad y reconocimiento hacia la figura del cuidador no profesional, especialmente cuando se trata de mujeres del entorno familiar que asumen ese rol. Estas cuidadoras, muchas veces madres, hijas, esposas o nueras, se han convertido en el principal soporte de personas mayores o dependientes dentro del núcleo familiar, sin que su trabajo sea valorado, ni emocional ni económicamente.

El cuidador informal es aquel que, sin contar con una formación sanitaria específica, se hace cargo de la atención directa de una persona dependiente. En muchos hogares, se opta por esta solución por cercanía, por cariño o por falta de recursos. Estas cuidadoras realizan tareas fundamentales como el aseo diario, la preparación de comidas, el control de la medicación, la movilización del paciente, y el acompañamiento emocional, entre otras. Todo ello, sin horarios, sin sueldo y, muchas veces, sin descanso.

A simple vista, el cuidado familiar puede parecer una opción “natural”, pero detrás de esa decisión hay una gran carga física y psicológica que suele pasar desapercibida. Las cuidadoras familiares tienen una conexión emocional profunda con la persona a la que cuidan, lo cual puede ser positivo, pero también puede generar un desgaste importante si no se recibe el acompañamiento adecuado.

De hecho, según un estudio realizado por Merck, el 24% de los cuidadores no profesionales en España afirma que necesita más recursos para poder realizar su labor adecuadamente. Un 19% declara que le gustaría contar con ayuda externa, un 17% expresa la necesidad de recibir formación específica en cuidados, y un 7% destaca la importancia de tener acceso a recursos de salud mental para preservar su propio bienestar.

Estos datos evidencian que el cuidado familiar, aunque hecho con amor, requiere apoyo. Es aquí donde Dependaliumjuega un papel clave. Nuestra misión es acompañar a estas cuidadoras, proporcionándoles herramientas, orientación y, sobre todo, descanso. Porque cuidar de alguien también implica cuidarse a uno mismo.

A diferencia de las cuidadoras familiares, el cuidador profesional está formado y preparado para atender las necesidades físicas, cognitivas y emocionales de personas en situación de dependencia. Sabe cómo movilizar con seguridad, administrar correctamente la medicación, actuar ante emergencias, y ofrecer una atención empática pero sin el desgaste emocional que implica la relación personal.

Esto no quiere decir que una opción sea mejor que otra, sino que lo ideal es que ambas figuras se complementen. Que las cuidadoras familiares puedan contar con un apoyo profesional cuando lo necesiten, ya sea de forma continua o puntual. En Dependalium, ofrecemos ese equilibrio: asistencia domiciliaria de calidad, personalizada y humana, tanto en Madrid como en Barcelona.

Además, si el familiar dependiente sufre enfermedades como Parkinson, Alzheimer, secuelas de un ictus o trastornos mentales, el acompañamiento profesional no es solo útil: es imprescindible. El agotamiento acumulado puede provocar irritabilidad, insomnio, ansiedad o tristeza en quien cuida, y eso termina afectando también a la persona atendida.

Por eso, insistimos en que apoyarse no es rendirse, es fortalecerse. Si necesitas ayuda para cuidar de tu ser querido, en Dependalium te ofrecemos una valoración sin compromiso para orientarte y buscar contigo la mejor solución. Porque cuidar bien empieza por estar bien.

Y si te interesa mantenerte al día sobre el mundo de los cuidados, la tercera edad y el bienestar emocional de las cuidadoras, te invitamos a seguirnos en redes sociales. En Dependalium, estamos aquí para ayudarte.

Las cuidadoras no profesionales, muchas veces familiares directos, asumen una labor esencial pero invisibilizada: atender a personas dependientes sin formación ni apoyo. En Dependalium reconocemos su esfuerzo y ofrecemos asistencia profesional a domicilio para complementar su labor, aliviar la sobrecarga emocional y garantizar un cuidado de calidad. Porque cuidar también es cuidarse, y no tienes por qué hacerlo sola.

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